No recuerdo quién, pero alguien me dijo que nuestra Catedral de Burgos no era el magnífico templo parroquial ni el Convento. Nuestra Catedral es el inmenso patrimonio que nos rodea por donde vayas: pozos, molinos de agua, caleras, ancestrales conducciones subterráneas de agua, …
¿A quién se le puede ocurrir que un pueblo sin ríos, de secano, árido como él sólo mantenga en la actualidad 15 puentes sobre torrenteras?
A nadie, es cierto. Salvo nuestros antepasados que, por cierto, ¡qué legado nos fueron dejando! Sólo en puentes nos dejaron de todo tipo y edades:
Antiguos, modernos y contemporáneos.
Todos, salvo uno, de un solo ojo.
Además, de ellos, solamente en el cauce del Barranco la Mota hay cinco.
Seis de los 15 son múltiples, gracias a la técnica de sucesivas ampliaciones adosadas.
Y todos ellos construidos por… “puentes”; es decir, sin ayuda de “papá estado” ni “hermano ayuntamiento”. ¿Tengo, o tenemos esta necesidad?, se decían y, manos a la obra, los construyeron por… “puentes”.
Carbonell o Carlos Gens, Granero o Juan Piqueras son nombres que popularmente van asociados a la construcción de los más recientes de “nuestros” puentes, de los que no están en la carretera, de los que no arramblan los bancales cuando viene la riá.
Sí, nos dejaron un patrimonio constructivo en puentes que, más allá de ese que vienen en denominar “medieval” –que, por cierto, son dos en uno–, cualquier otro pueblo o capital lucirían en libros de fiestas, postales e, incluso, televisión… Aquí no; aquí no nos tomamos ni la molestia de desbrozar los matorrales que amenazan acabar con ellos.
Lean y disfruten el magnífico trabajo de Javier Almela. Nos merecíamos alguien que nos obligara a ponerlos en valor. Porque ¿conocemos los que hay en el camino de Benacancil o Vallada? ¿Y los del camino del Ral o Rahal? ¿Lograremos que restauren en su esplendor el del Camino Viejo o el del san Antón?
Sólo se logrará cuando nos empeñemos en ello, pues de fuera no esperemos vengan a hacerlo y los de aquí…