Web dedicada a la recopilación de documentos de autores enguerinos, o de otros que han escrito sobre nuestro pueblo, contribuyendo a la formación de la cultura escrita autóctona de Enguera.

26 de octubre de 2010

El Dr. Albiñana.


.
A instancias de Pepe Cerdá, vamos a divulgar un clásico que durante años se ha mencionado pero que hasta ahora muy pocos hemos tenido la suerte de disfrutar.

Se trata de la obra inédita del Dr. Albiñana “Historia de Enguera y de sus Hijos Ilustres”, premiada en 1929 en un Certamen de la Academia de la Historia bajo el lema “Patria”.

A nivel práctico comenzaremos por el índice, aunque en la obra original dicho índice figura al final como podrá apreciarse por la paginación.

Para aquel que esté iniciado, verá que su punto de partida es la obra de D. Pedro Sucías, a quien referencia frecuentemente, pues durante su vida había tenido ocasión de cribar los archivos Parroquial, Municipal, y otros varios archivos religiosos de Valencia.

Pero su gran contribución es la clasificación cronológica de la Historia de Enguera en etapas muy bien diferenciadas, alrededor de la Orden de Santiago cuyos legajos originales descubrió en el Archivo Histórico Nacional.

Su relación con los Marqueses de Dos Aguas, descendientes de los Maza de Lizana, le permitió el acceso a sus archivos familiares de los que extrajo datos sobre los siglos XIII y XIV.

Lo mismo ocurrió con los Duques de Fernan-Nuñez descendientes de los Condes de Puñonrostro, en cuyos archivos consiguió datos sobre la Enguera de los siglos XVIII y XIX.

Su frugal profesión de carbonero le permitió acceder al conocimiento de los enguerinos sobre la extensa toponimia de su término municipal.

Su estancia en México le descubrió la insigne figura de Tolsá, cuya figura fue el primero en reivindicar y cuyo testigo recogió Jaime Barberán, quien según él mismo confesaba quedaba desde niño absorbido por las historias del Dr. Albiñana alrededor del cual los chiquillos como él hacían un atento corro en la Fuente de Hierro (C/ Sta. Bárbara).

Y con su espíritu liberal, fue el primero en discrepar con Menéndez Pidal sobre su interpretación del Cantar de Mio Cid en cuanto a la traducción de la escrita voz “en Guiera” por Cullera.

Para comprender un poco más la vertiente humana del Dr. Albiñana, citamos a continuación algunos datos familiares proporcionados en su mayor parte por su sobrina Isabel Piqueras Albiñana.

El primer Doctor Albiñana que tuvo Enguera fue José María Albiñana Tiestos, médico de Enguera desde 1872 hasta su muerte en Enguera en 18 de diciembre de 1909. Trabajador y cariñoso, promovió la creación del Asilo-Hospital de San Rafael, aunque frenado por su humildad siempre actuó en un segundo y discreto plano como secretario.


Casó con una joven enguerina por los cuatro costados, de apellidos Sanz, García. Palop y Marín. A la temprana muerte de su esposa casó con la hermana de ésta, de forma que todos sus hijos tuvieron los mismos apellidos: Albiñana – Sanz.

José María fue el último de los hermanos Albiñana Sanz nacidos de la primera mujer. Nacido gemelo en 1883, el hermano que nació con él murió muy pronto al igual que su madre Leonor, quedando huérfano antes de los dos meses.
De espíritu inquieto, romántico y aventurero, se cuentan de él varias anécdotas. La primera, su viaje a Toledo cuando tendría 13 ó 14 años. Quería ser militar y debió saber por su familia que el entonces Director de la Academia Militar había sido alumno del Colegio S. Fernando, compañero por tanto de su padre. Ni corto ni perezoso rompe la hucha de barro (la vedriola) que enía en común con su hermana Concha y andando por el monte con sus catorce reales en el bolsillo llega a Montesa, que tiene estación de ferrocarril, y allí se sube a un tren. Viajando en el aseo cuando veía venir al revisor llega a su destino: La Academia, y como quiera que fuera consigue que le lleven ante el Director. Se presenta diciendo quienes eran él, su padre y su abuelo, y el director pone un telegrama a su antiguo compañero “tengo aquí un hijo tuyo, ¿qué hago con él?” y su padre “mándalo con la Guardia Civil” y la aventura la acabó durmiendo en la cárcel, como había dispuesto su padre, mientras las abuelas y hermanos gemían de indignación y lástima.

Otra anécdota es más conocida. Su padre, al permanecer terco en no querer seguir estudiando lo manda al monte a hacer carbón, bajo la tutela de un maestro carbonero de apodo “Marta”. Parece ser que pronto cambió de actitud y se aplicó, pues a la edad de 20 años ya era médico, aunque siguió estudiando otras carreras doctorándose en tres: Medicina, Derecho e Historia por lo que pudo con razón llamarse y hacerse conocer como Dr. Albiñana.

Ejerce la medicina, especializándose en lo que entonces se llamaba Especialista en enfermedades nerviosas y mentales, hoy Neurología. Muy pronto destaca, y se incorpora como Académico de número a la Real Academia Nacional de Medicina, donde lucha por reivindicar una paga estatal para los médicos.

Incansable, escribe y publica un boletín sobre temas médicos, en Madrid, y un periódico local, en Enguera “El Defensor de Enguera y su Distrito”. También patenta y vende un reconstituyente llamado “Biotónico”.
Casa en 1915 con una mujer guapísima de Alcudia de Carlet llamada Paquita Chalmeta, a la que quizás conoció en la Sierra de Benali, pues su padre era dueño de La Cebolla, finca contigua a Los Altos de Pepe Rafael (o Ceja de la Carrasca), propiedad de los abuelos del Dr. Albiñana y donde subía la familia a veranear. El padre de Paquita Chalmeta está según la tradición aún enterrado en el cementerio de Benali.
En 1920 oposita a la cátedra de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense que gana “un tal Dr. Marañón”. Desilusionado marcha a México.
En Méjico estuvo siete años, de 1921 a 1927, ejerciendo medicina general y cirugía. También intervino en política, haciéndose socio del Casino Español de la Habana y siendo notario en ambas sociedades, cubana y mexicana.

Cuando la revolución de Calles (1927) es expulsado por sus ideas políticas (se definía católico y español), perdiendo toda su fortuna: casa, Hacienda rústica, dos coches…
Ya en España, se instala en Madrid y desarrolla aún más su faceta literaria. Si en su juventud había escrito sobre temas médicos, ahora escribe varias novelas con ambiente Mexicano.
Le sigue llamando la política y en Burgos funda un partido llamado Partido Nacionalista Español cuyo lema era: “sobre todas las cosas España, sobre España inmortal sólo Dios”. Los libros que escribe ahora son de claro carácter político

A la proclamación de la republica el 14 de abril de 1931, su partido ya se había hecho notar. Sus gentes jóvenes en su mayoría y él con 49 años, se unen a la derecha que José Calvo Sotelo dirigía con el nombre “nacional”.

En Enguera ya le habían dedicado tiempo atrás la antigua calle de la Iglesia (o del Mesón) y rotulada con una lápida hecha por Isidoro Garnelo. El nuevo régimen republicano decide retirar la lápida y él se presenta en la calle, ordena a los obreros que se la entreguen ya que como es él quien figura la placa es suya, y se la lleva a su casa donde estuvo, colocada en la pared de su despacho, hasta su reposición en la calle después de la guerra.


No gustaban sus escritos y menos sus palabras. Pronto lo meten en la cárcel modelo de Madrid, donde está siete meses. De allí lo deportan a las Hurdes, el lugar más inhóspito de España. Lógicamente enfermó, por lo que le permiten regresar a Enguera donde estuvo en arresto domiciliario hasta las elecciones de 1933, que gana la CEDA (Confederación de Derechas Autónomas) y en ellas sale elegido diputado por Burgos de forma que puede volver a la política activa, tan activa que acaba con él en 1936 .

Tras la guerra sus restos son trasladados a Enguera en 1941 y depositados en un panteón sufragado por suscripción popular.

Y a la entrada de nuestro Cementerio, pueden leerse los versos que su nostalgia enguerina le había ido susurrando por esos mundos de Dios: Cementerio de mi pueblo, de mi pueblo valenciano…

Así pues fue médico, escritor y político, pero por encima de todo fue enguerino.


José Miguel Jiménez Piqueras.