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Cementerio de mi pueblo
Tumba de José María Albiñana Sanz en el cementerio de su pueblo al que tanto añoraba: Enguera. |
Cementerio de mi pueblo,
de mi pueblo valenciano:
¡ Cómo te recuerdo , mientras
por el mundo voy errando!.
¡Cementerio pequeñito,
todo pintado de blanco,
que aroman menudas flores
y guardan cipreses altos.!
Cuanto más lejos me encuentro,
más cerca te estoy mirando,
con tus nichos de ladrillo,
tus cruces y tu calvario.
En lo alto de una cuesta
se levanta tu cercado:
¡ Esa cuesta es el camino
que va al eterno descanso.!
Hay a tu entrada una ermita,
y en la ermita un altar santo;
y en el altar, una imagen
de Cristo crucificado.
Por allí desfilan , mudos,
los cuerpos de mis paisanos
cuando ,inertes, de la tierra
van a buscar el regazo.
Y el Cristo que allí preside
desfile tan prolongado
a todos mira, piadoso,
por sus almas procurando.
Desde la ermita que guarda
la entrada del Camposanto,
ven, aunque ausentes, mis ojos
el valle bien cultivado:
Enfrente , los verdes montes
con regueros y barrancos,
y un pico que mira al cielo,
con una cruz en lo alto.
¡Montes por los que trepaba
allá en mis primeros años,
entre olorosos romeros
y tomillos perfumados.!
En un extremo , la villa
con su esbelto campanario;
y sobre un cerro que mira
la raya del mar lontano,
se alza la pesadumbre
de un castillo arruinado,
recuerdo , tal vez ,de luchas
entre moros y cristianos.
Fundida en el horizonte,
más hacia el fondo, allá abajo,
veo la blanca silueta
de los pueblos comarcanos.
¡ Cementerio de mi pueblo,
cómo mte estoy recordando
desde estas lejanas tierras,
en el suelo mejicano.!
¿ Qué tienes, que tánto atraes
mis recuerdos y mis cantos.?
Yo he visto en mis correrías
del continente africano mezquitas y minaretes,
morabitos y palacios.
Y en lo que fue Antigua Grecia,
emporio del arte clásico,
han admirado mis ojos
los bellos templos paganos:
El Partenón , Atenas;
los recintos de Esculapio
y el Panteon que Artemisa
levantó en Halicarnaso.
He contemplado en Italia
alcázares de arte magno,
en las calles florentinas
y en los parques venecianos.
Y en Génova,la dormida
Ninfa del Mediterráneo,
he visto en sus cementerios
más que tumbas relicarios
cincelados por el genio
en el bronce y en el mármol.
Desde el cielo del Oriente
hasta el cielo americano,
todo lo han visto mis ojos,
todo, todo;y , sin embargo,
nada encuentro, cementerio,
cementerio bienamado,
que pueda parangonarse
con tus nichos solitarios,
y tus cipreses guardianes,
y tus muros blanqueados,
y tu ermita, y tus altares,
y el Cristo crucificado.
¡ Porque el polvo de tu suelo
que el agua convierte en fango,
cubre los restos queridos
de los que a mí me engendraron...!
Allí por siempre reposan
mis padres y mis hermanos:
Allí quiero yo encontrar,
igual que ellos , descanso.
¡Que aquél Cristo de la ermita
que contempla a los finados,
me contemple a mí también
cuando vaya desfilando.!
¡Cementerio de mi pueblo,
todo pintado de blanco,
que aroman menudas flores
y guardan cipreses altos.!
Por eso,en mis lejanías,
siempre te estoy recordando;
por eso pienso en tus cruces,
por eso te quiero tanto:
¡ Porque has de guardar mis huesos
junto a otros restos amados...!
José María Albiñana Sanz.
Gentileza de J.A.Palop Ibáñez
Así, con estos versos del Dr. Albiñana, indispensables para entender el enguerinismo de su autor, empezamos a conocer la obra que en 1929 escribió sobre nuestro pueblo “Historia de Enguera y de sus Hijos Ilustres”, concretamente la referida al índice. Es la primera entrega de un total de seis; a saber: Indices, Geografía, Historia, Monumental, Anexos y Biografías.
Tal vez sea ésta (si no la mejor), una de las más completas obras escritas sobre Enguera. Se ofrece en versión digitalizada, facsímil de su original: