Miguel Sánchiz Grau es enguerino por los cuatro costados. Lector empedernido, autodidacta, buen conversador y amigo de la broma cuando llegaba el caso, nunca olvidó sus raíces a pesar de los años vividos en Tarrasa, adonde tuvo que emigrar con su familia en busca de trabajo.
Nació en Enguera el 29 de septiembre de 1921, día de San Miguel y fue bautizado en nuestra Parroquia. Nos dice: “A los 4 años fui a la escuela del Hospital Asilo S. Rafael, regido por Monjas Mercedarias. A los 10 me pasaron a las Escuelas Municipales, a la clase de D Joaquín Canet. Y añade: “Desde pequeño había que trabajar en lo que fuera para llevar unos reales a casa y lo de la escuela era algo secundario, aunque te gustase”.
Sin embargo, aunque afirma que “no he podido aprender la técnica de la escritura por carecer de estudios básicos”, su aportación literaria le puede colocar, en amplitud y calidad, junto a los escritores enguerinos más famosos. Sentado ante una vieja máquina de escribir, ha ido componiendo cientos de páginas que, dentro de su sencillez, son capaces de admirarnos. Y esto no solo por la cantidad de datos que en ellas nos ofrece (siempre tuvo una prodigiosa memoria y fue un gran observador) sino, y es lo importante, por la claridad con que cuenta sus historias y la verdad que en ellas se descubre.
Ha escrito buen número de “romancetes enguerinos”, algunos publicados en la revista ENGUERA. Hizo un impagable trabajo de investigación recogiendo los textos de las “Canciones de Pascua” (obra que publicaremos próximamente coincidiendo con la semana de pascuas), una parte del cual también fue reseñado en la revista ENGUERA. Apoyado en sus dotes de observación y en su prodigiosa memoria, escribió un trabajó sobre la Fábrica Piqueras y Marín (publicado en el nº 11 de “Enguera en la palabra”), que será imprescindible tanto para curiosos como para investigadores de nuestro pasado. En las “Picardías de un chiquet” nos deleita con las pasaícas de su infancia. Hacia 1990 pasó en Enguera unas Fiestas de San Antón y en un folleto contó, con exactitud ejemplar, lo que vio y experimentó. Sus muchas cartas son una fuente de interesantes informaciones sobre Enguera. Y así otros trabajos, muchos de los cuales hablan de sus actividades en Tarrasa.
Pero hoy os vamos a presentar uno de los textos que creemos más interesantes. Miguel Sánchiz lo llama “RECUERDOS DE UNA VIDA”, confeccionado entre 1944 y 1945. Con permiso del autor, lo publicaremos en esta página en dos entregas, dada su extensión. Es el documento fundamental, eso nos parece, de toda su extensa obra. Más allá de sus defectos ortográficos –que él es el primero en reconocer- su valor indudable se sostiene por las muchas informaciones que nos aporta y en la verdad que se trasluce en cada página.
Matías Aparicio Simón
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