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24 de marzo de 2012

Otros puntos de agua en la Umbria y la Solana

Comenzamos esta segunda entrega de referencia a las construcciones hidráulicas que, sin ser de uso exclusivo, sí tenían una utilidad predominante para los ganados. A ello nos lleva la afirmación que hicimos en la entrega anterior relativa a la “ganadería de engorde”.



Tornajo de Penyaroja

En efecto, para el conocimiento de cabezas que pastaban, la cita más explícita corresponde a Cabanilles, tan denostado por algunos, quien escribiera que en Enguera existían yeguadas, al establecer que más de 15.000 cabezas pastan en lo inculto, sin contar cuatro hatos de yeguas.

Aunque más explícito todavía es Madoz, quien hace referencia a la técnica de importar ganado para el engorde al establecer que les da un gran valor siendo muy elevada la importación de ganados para recriarlos en el país… aunque no necesariamente sean enguerinos quienes lo hacían, ya que constan propietarios vecinos de Ayora, Almansa, Mogente, etc.



Abrevadero de El Calderón

De todo lo expuesto hasta aquí podemos hacernos una idea del volumen de la ganadería que pastaba en la Redonda y Contrarredonda, insisto, bien que oscilante en sus cuantías, así como en la distribución de dichas cabezas entre sus propietarios, toda vez que en el trabajo de doña Natividad Martinez, que venimos simultaneando con estos relativos al agua en los secanos enguerinos, podemos leer lo siguiente: Basándonos en el censo de ganadería de 1.865, única documentación que especifica el número de cabezas existentes, podemos realizar un estudio de la riqueza pecuaria.

Una gran parte de la ganadería está concentrada en pocas manos (grandes terratenientes o industriales) representando una fuerte inversión económica.

Muchos de ellos poseen en el monte explotaciones mixtas (agropecuaria con gran proporción de terrenos improductivos donde apacienta el ganado). El resto pasta en los montes comunales mediante el arriendo de los mismos.


Qanä industrial en el subsuelo enguerino

Pienso que las afirmaciones que hicimos en la presentación anterior sobre el ganado de engorde como actividad económica en La Sierra, especialmente en la Contrarredonda, habrán quedado ahora suficientemente corroboradas por autores e historiadores solventes.

Pepe Cerdá

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