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26 de mayo de 2012

Industrias del lavado y tinte

Cuando los no entendidos oímos hablar de tinte, inmediatamente lo relacionamos con aquellas operaciones relativas al cambio de color de un elemento. Precisamente por ello y para que apreciemos el trabajo de aquellos antepasados nuestros, que fueron conocidos como tintoreros, debemos tener en cuenta que, de normal, comprende dos actividades, a saber: las relativas al lavado y las relativas a la coloración de un artículo.
En la coscoja parasitaba el quermes

A partir de los datos históricos que disponemos podemos afirmar que en Enguera existieron, al menos, tres tintes, aunque conocemos que don Pedro Sucías habla de cuatro establecimientos pues, dentro de la relación de maquinaria declarada en el año 1850, cuando todavía no existía el Vapor, y referente a la industria lanera, afirma: cuatro tornos de 300 usos; tres tornos de 140; 14 cardas cilíndricas; dos esmotadoras; 4 perchadoras; 4 frisas; 4 tundidoras; todos estos aparatos movidos a vapor; 180 telares de mano; 8 aparatos de estirar paños y cuatro establecimientos de tinte.

Detalle del canal de conducción de aguas para el Tinte del Río

Por su parte el doctor Albiñana  dejó escrito lo siguiente: El lavado de lana se hacía en el pozo denominado Merdancho, de abundante manantial situado en la salida de la calle de la Divina Pastora, camino del Surió, sepultando los vellones en amplios recipientes de madera, repleta de agua. Como la industria iba prosperando, se hizo necesaria la instalación de un lavadero de lanas, para dar mayor limpieza a los géneros, el cual se estableció en el llamado río de Anna, que entonces correspondía al término de Enguera.
El propietario de éste último era Pepe Rico “el Tintorero”, casado con Carmen Sarrión, que vivían en santa Teresa. Pero con anterioridad y en otros lugares aparece como el Tinte de Fuster.

Vista actual de los restos de la Cueva de Tinte del Río

Aunque parece que el más antiguo de todos es el Tinte de san Jaime, al que el mismo doctor Albiñana hace referencia cuando, en el nomenclator de las calles, afirma lo siguiente: San Jaime. En 1776 encontramos el primer documento para la edificación de esta calle en cuyas casas fue construido el tinte de paños que tuvo la fábrica de paños de Enguera y se llamó tambien la calle que nos ocupa carrer del Tint de Santiago y de San Jaime.
Flor de azafrán borde en El Calderón

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