“El nombre de “EL TERCIO” fue tomado al azar, o tal vez alguno de ellos había hecho la mili en una de las unidades llamadas Tercios que entonces había en el Ejército de España, y había tenido la ocurrencia del nombre.
“Terminada la sangrienta Guerra
Civil Española, los que regresaron al pueblo, cumplieron el acuerdo tomado en
circunstancias tan graves y extremas. Y no solo los miembros de la unidad en
que se tomó el acuerdo, sino que varios amigos, procedentes de otros frentes, y
de otras batallas, hicieron suya la conjura y entraron a formar parte de la
peña. La unión, el respeto, y el cariño que reinó siempre entre un grupo tan
variado de personalidad como los componentes de la peña “EL TERCIO”, y la
comprensión que tuvieron hacia otros grupos no afines, fueron un ejemplo de
ciudadanía.”
“A través de estas páginas,
quiero, si es posible, con la ayuda de algunos de sus familiares, rememorar a
través de algunas anécdotas narradas con
emoción por el cariño que evocan aquellos recuerdos, y las experiencias propias
que tuve la suerte de vivir, las peripecias de aquel grupo de enguerinos
durante los años que duró la actividad de la peña, hasta que el paso inexorable
de los tiempos dictó su finiquito.”
* * *
“Le pedí a esta enguerina, que
intentara recordar alguna de las canciones que siempre se cantaban durante
aquellas reuniones. Accedió gustosa a ello, pero antes quiso también rendir su
homenaje contándome lo que en su casa ocurría cada sábado.
Mi madre siempre le decía a mi
padre:
.- ¡Hombre! ¡Parece qu’estés preñau con issas cenas!
A lo que mi padre le contestaba:
.- ¡Mujer! ¡Prefiero acudir sin cena, que perderme una reunión!
CANCIÓN DEL CAPACET
El marido.- Sábado es, ¡ponme la cena, mujer!
La esposa.- ¡Póntela tú!
El marido.- ¡Pónmela tú, que es tu deber!
La esposa.- ¡Dios mío! Esto sí que es martirio:
Los sábados y domingos,
Siempre con el capacet.”
José Marín Tortosa